“Mamá, papá no está,
no está en el hospital y aquí tampoco está”

¿Dónde crees que tu
que está?
Está en el cielo. ¿Por qué?
Porque el abuelo
estaba malito y se fue al cielo.
El cielo, metáfora sobrexplotada a lo largo de la historia de nuestra
cultura, que seguramente alguien de la familia les dió y que es como
tradicionalmente se le explica a los menores la muerte de un ser querido. Sin
embargo, en sus conversaciones surgen otras preguntas:
¿En el cielo de los
planetas? ¿y por qué?
No, es en el cielo de las estrellas.
No, porque está muy
alto y no puede.
¿Cómo puede escucharnos si está muy lejos?
Mamá ha dicho que
siempre nos escucha, ¿verdad mamá?
¿Cómo nos ve si estamos dentro de la casa?
¿Puedo decirle buenos
días? No, porque no hay estrellas
Y subido en la butaca del abuelo se asoman por la ventana y gritan: Buenos días, papá.
Y subido en la butaca del abuelo se asoman por la ventana y gritan: Buenos días, papá.
¿Puedo enseñarle mi
dibujo? Si, porque lo puede ver todo.
Papá, ¿me oyes?
Entre ellos buscan respuestas, que en definitiva
es lo que también hacemos los adultos, darnos ánimo y buscar explicaciones
quizás más realistas, o no. "Ha tenido una vida plena, era mayor, para seguir
enfermo…está en paz".
Y a la edad de 4 años surgen las dudas quizás porque en casa tenemos un
planetario, o porque no nos convencen las respuestas o porque en definitiva, el cielo está muy
lejos.
Mamá, el abuelo no está en el cielo porque el abuelo no es un Buzz
Lightyear y no tiene alas.
No cariño, pero el
cielo es como el cuento del tigre cuando su mamá le pide que cierre los ojos e
imagine un cielo de colores, ¿te acuerdas?. Ahora, imagina al abuelo cuando te
llevaba a ver los gatitos, cuando te daba un beso, cuando os reíais juntos… ¿lo
ves ahora?
Y Francisco José
cierra los ojos y sonríe. Si, el abuelo tiene bigote.
Mamá, el abuelo no
está en el cielo, está en el corazón.
Si cariño, cuando quieres a alguien siempre, siempre estará en tu
corazón.
Y cada uno busca una respuesta distinta, porque una pregunta
importante no puede tener una sola respuesta.
Y buscan distintas maneras de afrontar tan terrible pérdida.
Y llenamos la casa de dibujos del abuelo, Francisco José le dibuja el bigote… y
pintamos cuadros y Miguel pinta el cielo del abuelo y un arco iris y sonríe. Abuelo, ¿te gusta? Mamá, le gusta porque soy
un pintor. Y Francisco José, que en principio pinta un policía, acaba
dibujando un campo de colores para el abuelo… Y se suben a su butaca y traen su
cartera ¿Por qué tiene aquí el dinero?
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Campo del Papá. Fco José |
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Cielo y el arco iris de Papá. Miguel |
Y los saludamos por la mañana y por la noche, y lo buscamos en cada lugar de la casa, porque siempre está en nuestros pensamientos.
Mamá echo de menos al
abuelo.
Yo también cariño…
Buenas noches, papá. Siempre,
siempre, estarás en nuestros corazones.